Un Recordatorio sobre el Sindicalismo

De Kevin Carson. Título original: A Reminder on Unionism, de 6 de agosto de 2020. Traducido al español por Diego Avila.

Un recordatorio sobre el sindicalismo, para los analfabetos económicos e históricos

Recientemente, el ex-aspirante a la presidencia del Partido Libertario, Vermin Supreme, publicó en Facebook un mensaje de apoyo a la huelga de PepsiCo.

Obtuvo el tipo de respuesta que esperaba, dada la cultura imperante en el Partido Libertario. Algún derechista comentó en las respuestas:

Poder hacer huelga ES una libertad. Pero también lo es el derecho a despedir a los huelguistas y a contratar sustitutos, que está restringido por la fuerza de la ley en forma de la NLRA1. Sin la fuerza del gobierno que restringe este último derecho, las huelgas y los sindicatos no tendrían éxito.

Este es un argumento de la derecha libertaria con el que estoy bastante familiarizado, ya que lo he visto repetir dogmáticamente en innumerables ocasiones por cabezas parlantes como Tom DiLorenzo en Mises. org, FEE, etc., que tienen un conocimiento casi nulo de la historia laboral real.

El modelo de acción laboral centrado en la huelga convencional y declarada es en gran medida una criatura de la NLRA, y la principal razón por la que se aprobó fue porque los jefes la necesitaban. Sí, la NLRA protegía el derecho de huelga. Pero lo hizo porque la patronal necesitaba un régimen laboral que domesticara a la dirección del sindicato, limitándose ésta a las negociaciones sobre salarios, prestaciones y horarios, y reconociendo por lo demás el derecho de la patronal a gestionar. Y, sobre todo, necesitaba reclutar a los dirigentes sindicales para que aplicaran las condiciones de los contratos contra sus propias bases y frenaran las huelgas salvajes2.

En cuanto a la amenaza de despedir y sustituir a todo el mundo, me recuerda mucho a las constantes amenazas de la derecha libertaria de que la dirección sustituirá a los trabajadores de la comida rápida por robots si se aumenta el salario mínimo: Es el tipo de cosas de las que se habla mucho en las columnas de los sitios web libertarios y liberales, pero que no ocurren mucho en el mundo real. Ello se debe a que existe una enorme renta económica natural derivada del conocimiento tácito y del capital social de la mano de obra que tarda años en acumularse. Por eso las tasas de desecho, los productos defectuosos y las retiradas de productos se disparan cuando los trabajadores rompehuelgas se hacen cargo de la producción.

Como ya argumenté hace tiempo, en respuesta al argumento de DiLorenzo:

En primer lugar, cuando se eligió la huelga como arma, se basó más en la amenaza de imponer costes al empresario que en la exclusión forzosa de los rompehuelgas. No se puede pensar que sea tan difícil para los Misoides3 entender que la sustitución de una parte importante de la mano de obra, especialmente cuando la oferta de trabajadores de sustitución está limitada por la simpatía moral hacia la huelga, puede suponer considerables costes de transacción y de interrupción de la producción. El conocimiento idiosincrásico de la mano de obra existente, el tiempo y el coste de llevar a los trabajadores de sustitución a un nivel de productividad equivalente y el daño que la interrupción de la producción a corto plazo puede causar en las relaciones con los clientes, constituyen una renta que invierte la amenaza de la huelga con un valor disuasorio considerable. Y el coste y la interrupción se intensifican en gran medida cuando la huelga está respaldada por huelgas de simpatía en otras fases de la producción. Wagner y Taft-Hartley redujeron en gran medida la eficacia de las huelgas en plantas individuales al transformarlas en guerras declaradas que se libran según las reglas de Queensbury, y también redujeron su eficacia al prohibir la coordinación de las acciones en múltiples plantas o industrias. Además, los periodos de reflexión de la Taft-Hartley daban a los empresarios tiempo para prepararse con antelación para esas interrupciones y reducían en gran medida las rentas informativas incorporadas a la formación de la mano de obra existente. Si no existieran estas restricciones, la economía “justo a tiempo” de hoy en día sería probablemente mucho más vulnerable a este tipo de interrupciones que la de la década de 1930.

Sin embargo, lo más importante es que históricamente el sindicalismo no tenía que ver tanto con las huelgas o con la exclusión de los trabajadores no sindicados del lugar de trabajo como con lo que los trabajadores hacían dentro del lugar de trabajo para reforzar su poder de negociación frente al patrón.

La Ley Wagner, junto con el resto del régimen legal liberal corporativo, tenía como objetivo central redirigir la resistencia laboral lejos del exitoso modelo de guerra asimétrica, hacia un sistema formalizado y burocrático centrado en los contratos laborales aplicados por el Estado y las jerarquías sindicales.

Si quieres volver a la época en la que el Estado no protegía el derecho a la huelga, pero los sindicatos tampoco se limitaban a ella, hazlo. Estarás tirando por la borda todas las protecciones patronales de la NLRA junto con las laborales. Puedes hacerte una idea de las opciones que había entonces aquí. Así que sí, por favor, no me eches en ese zarzal.


1- Nota del Traductor (N. T): NLRA es el acrónimo para «National Labor Relations Act» (en español, Ley Nacional de Relaciones Laborales), también se le suele llamar, como se lee más adelante en el artículo «Ley Wagner».

2- N. T: El término huelga salvaje o «Wildcat Strike», es un término usado para designar a huelgas realizadas por trabajadores sindicalizados sin la autorización, aprobación o apoyo de los lideres o la dirección sindical. Aquí también se puede entender el juego de palabras y simbólico que existe entre las palabras «Wildcat Strike» con el característico símbolo sindicalista del gato negro erizado.

3- N. T: Se refiere con el término «Misoide», a una forma humorística de llamar a los libertarios vulgares, seguidores ciegos como articulistas del think tank, Mises Institute y su página mises.org.

Anarchy and Democracy
Fighting Fascism
Markets Not Capitalism
The Anatomy of Escape
Organization Theory