Cuando cruzás a Pinochet con una distopía ciberpunk…

Por Kevin Carson. Título original: When You Cross Pinochet With a Cyberpunk Dystopia… del 9 de noviembre de 2024. Traducido al español por Camilo Salvadó.

…¿Qué obtenés? Respuesta: “Pequeñas zonas especiales de libertad”.

Así llama Liz Wolfe, de Reason, a las ciudades autónomas hondureñas, oficialmente conocidas como ZEDE (Zonas de Desarrollo Económico y Empleo), que fueron declaradas ilegales en septiembre por la Corte Suprema de Honduras (“No más pequeñas zonas especiales de libertad”, sept. 25). El fallo prohíbe la creación de nuevas ZEDE; su efecto en las ya existentes, como Próspera, Ciudad Morazán y Zede Orquídea, aún se desconoce.

Wolfe describe estas ciudades charter como “zonas económicas especiales que aún están sujetas al derecho penal, pero que pueden crear sus propios códigos civiles”. Y, además: “pueden establecer sus propias leyes y regulaciones y generalmente escogen crear condiciones más favorables para las empresas, con menos impuestos”.

Reason -más específicamente Brian Doherty, de Reason – promueve estas “pequeñas zonas especiales de libertad” desde poco después de que un régimen golpista de derecha llegara al poder en 2009. Doherty cita un artículo que Bryan Caplan escribió para la Fundación Bill y Melinda Gates:

“Una ciudad charter comienza en tierra vacía”, afirmó. “Solo puede crecer por migración voluntaria de trabajadores e inversores. Si nadie decide reubicarse, no estarán peor que si la ciudad nunca hubiera existido”.

Pero esa supuesta “tierra baldía” merece más revisión. Honduras, escribe Lauren Carasik en Foreign Policy, al igual que muchos otros lugares del Tercer Mundo, se ha caracterizado durante mucho tiempo por títulos de propiedad irregulares o informales, no registrados legalmente ni reconocidos por el gobierno central.

Ortiz afirma residir en el terreno de la comunidad de Playa Blanca, en la Isla Zacate Grande, frente a la costa oeste de Honduras, durante décadas. El problema es no tener título de propiedad, lo que le pone contra la pared, sin recursos. Su dilema es común: aproximadamente el 80 % de las tierras privadas del país no están tituladas o lo están incorrectamente, según un informe de USAID de 2011.

Escritores como Hernando de Soto han argumentado que esta falta de título de propiedad formal, de certeza y previsibilidad , y de capacidad de proteger legalmente los títulos y firmar contratos, son una de las principales razones del continuo subdesarrollo. De Soto ve la legalización de los títulos de propiedad informales como un paso importante hacia la prosperidad.

El diablo se oculta en los detalles. Hay dos maneras de formalizar los reclamos informales o consuetudinarios de tierra: de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Consideremos, por ejemplo, la “reforma agraria” inglesa del siglo XVII tras la Restauración de Carlos II.

Como argumentó Christopher Hill, el Parlamento podía regularizar los títulos de abajo hacia arriba, aboliendo los títulos feudales, las tasas y las rentas, y reconociendo formalmente a los campesinos cultivadores como propietarios legales de la tierra que ocupaban y trabajaban.

O, actuando de arriba hacia abajo, podía abolir las obligaciones feudales de las clases terratenientes y los derechos consuetudinarios de sus arrendatarios campesinos, y transformarlos en propietarios en pleno dominio, es decir, terratenientes en el sentido capitalista moderno, convirtiendo así a los campesinos en simples arrendatarios a voluntad, sin derecho a la tierra. No sorprende que el Parlamento, dominado abrumadoramente por la nobleza y la alta burguesía terratenientes, escogió la última opción. En palabras de Christopher Hill, “las tenencias feudales se abolieron solo desde arriba, no desde abajo”.

Es interesante que el presidente izquierdista Manuel Zelaya -derrocado en el golpe de Estado de 2009- trabajaba, antes de su derrocamiento, en una reforma agraria que habría regularizado los reclamos informales y consuetudinarios de los campesinos sobre las tierras que trabajaban, otorgándoles títulos formales. Ese no era el tipo de regularización que quería la oligarquía terrateniente de Honduras, como la de Inglaterra en el siglo XVII.

El presidente Hernández, quien fue puesto en el poder por el mismo golpe que derrocó a Zelaya, aprobó el proyecto de las ciudades charter. Con campesinos ocupando, sin títulos, las tierras codiciadas por los Aventureros-Mercantes de la ZEDE, la tierra podría considerarse “desocupada”. Carasik continúa:

La isla Zacate Grande, donde solo unas pocas familias campesinas tienen títulos de propiedad, es un ejemplo de cómo podría ser el proceso. Aunque bajo la ley de las ZEDE se supone que los residentes cuyas tierras son expropiadas deben ser reparados, la mayoría de las familias de la isla carecen de los documentos legales necesarios para respaldar sus reclamos de indemnización. Y sin recursos legales ni financieros, los campesinos de Zacate Grande no pueden impugnar sus desalojos estableciendo su posesión a largo plazo de la tierra.

Mientras los neoliberales pro-ciudades charter alzan las manos clamando contra las “instituciones débiles” y por la necesidad del “Imperio de la Ley”, los promotores depredadores de las ZEDE se aprovechan de instituciones débiles, para saquear los comunes en su beneficio.

Encima de eso, mientras las áreas densamente pobladas podrán celebrar plebiscitos para decidir si se incorporan o no a las ZEDE, las áreas poco pobladas, como las aldeas rurales colindantes con ellas, no tendrán ninguna defensa legal contra su absorción por las mismas.

Otro aspecto de las ZEDE que no pasa la prueba del olor. Si bien Wolfe afirma que las ciudades charter pueden crear “sus” propios códigos civiles, en realidad son las empresas de la zona; son los inversores quienes eligen el sistema legal al que se someterán. Aunque la gran mayoría de los habitantes de estas ciudades charter serán trabajadores, los propietarios de las empresas -los dueños del capital- son las únicas fuentes de autoridad política, gobernando el marco regulatorio y el derecho civil.

Así que hablamos de una “utopía de libre mercado” autorizada por un régimen golpista de derecha, construida sobre tierra robada a los campesinos, con “derechos de propiedad” creados por el despojo, donde la mayoría de la población vive bajo un sistema de leyes en cuya creación solo sus patrones tuvieron voz. Eso podría sonar a “libertad económica” para un hoppeano, o para alguien para quien Snow Crash suena como un mundo ideal. Pero para el resto de nosotros, suena a como algo distinto.

Si te ha gustado este articulo y quieres apoyar a esta comunidad, puedes donar a través de este link: https://c4ss.org/apoyo

Anarchy and Democracy
Fighting Fascism
Markets Not Capitalism
The Anatomy of Escape
Organization Theory