The following article is translated into Spanish from the English original, written by Kevin Carson.
Desde la revolución agrícola, la historia puede conceptualizarse como una carrera armamentista defensiva-ofensiva entre tecnologías creadoras de abundancia y estructuras sociales de expropiación.
Hasta la aparición de la agricultura la sociedad humana nunca pudo producir un excedente suficientemente grande como para soportar una organización social mucho más sofisticada que el grupo cazador-recolector. La agricultura fue la primera tecnología creadora de abundancia suficientemente productiva para soportar clases parasitarias a gran escala. Con la agricultura nació la superestructura de reyes, curas, castas marciales y terratenientes que ordeñaron a las clases productivas como vacas.
Aparentemente ahora nos estamos acercando al final de un intervalo de aproximadamente diez mil años comprendido entre dos hitos. El primer hito fue la aparición de la primera teconología de la abundacia: la agricultura.
Desde entonces hemos estado inmersos en la mencionada carrera armamentista. A veces las tecnologías creadoras de abundancia producen un aumento en el excedente social tan drástico que a la superestructura de clases se le dificulta expropiarlo en su totalidad, lo que se traduce en un aumento de la calidad de vida del ciudadano de a pie, como cuando en la Edad Media el arado y la rotación de cultivos causaron un masivo aumento en la productividad agrícola, los artesanos de las ciudaes libres desarrollaron nuevas tecnologías de producción, y la decadencia del feudalismo resultó en la reducción de las rentas y la emancipación de hecho de grandes sectores del campesinado. Otras veces la superestructura de clase corre con ventaja y las cosas empeoran para el ciudadno común: como en el caso de la represión de las ciudades libres por la monarquía absolutista, lo que Immanuel Wallerstein llamó “el largo siglo dieciseis”, y los Cercamientos.
Estamos llegando al segundo hito, en el que las tecnologías creadoras de abundancia alcanzarán un punto de despegue a partir del cual las superestructuras de expropiación no podrán crecer a la par que la curva de producción.
El intervalo entre los dos hitos ha sido relativamente breve cuando se lo compara con los cientos de miles de años que el homo spaiens ha existido en más o menos lo que es su forma actual, y los millardos de años durante los cuales el sol será capaz de soportar la vida humana. En ese contexto, dicho intervalo puede ser visto como un breve período de ajuste inicial en las etapas tempranas de la productividad humana. El estado fue una anomalía en esta etapa de la explosión tecnológica, en la infancia de la raza humana, a través del cual las clases parasitarias fueron capaces de aprovecharse brevemente de la revolución en la productividad y capturarla como fuente de ingreso.
Hace unos cuarenta años estaba de moda decir que la humanidad estaba entrando en la Era de Acuario. Y en cierto sentido los años 70 en verdad fueron el comienzo de una nueva era de liberación humana, con el nacimiento de dos tecnologías creadoras de abundancia (la computadora personal y las máquinas-herramienta de bajo costo controladas numéricamente) que eventualmente nos liberarán del estado corporativo y sus escaseces artificiales.
La aparante reacción de las décadas que han pasado desde entonces (el neoliberalismo del Consenso de Washington, el Reaganismo y el Tatcherismo, el estado policial de la Guerra Contra las Drogas y la Guerra Contra el Terrorismo, el sueño mojado neconservador de un Reich Milenario regido por un Único Superpoder, el Digital Millenium Copyright Act) puede ser visto como una reacción desesperada del estado corporativo, las últimas convulsiones de un sistema moribundo, un último esfuerzo por parte de los creadores de escasez artificial para suprimir las fuerzas que los destruirán.
Éste último esfuerzo no triunfará. Lo que los sistemas P2P le han hecho a la industria de la música, y lo que Wikileaks le ha hecho al estado nacional de seguridad, son solo pequeños destellos de lo que las tecnologías creadoras de abundancia y libertad harán a las viejas instituciones autoritarias. Sistemas de encriptamiento y darknets están destruyendo el poder de las industrias de la música, editorial y cinematográfica para recolectar rentas sobre lo que ellos llaman “propiedad intelectual”, y eliminando las transacciones económicas como base de soporte de la burocracia. Nuevas tecnologías de producción física, al extraer mayores cantidades de producto de cada vez menor cantidad de insumos, están inutilizando a las enormes cantidades de tierra y capital en poder de las clases privilegiadas como fuente de ingreso. La gente de a pie, con medios baratos de producción física e informacional, pronto seremos capaces de satisfacer nuestras necesidades a través de la pacífica producción e intercambio trabajando una fracción de las horas necesarias actualmente, y sacarnos de encima el peso de mantener a los rentistas de la sociedad.
Si ésta versión de la historia de la humanidad es válida, estamos recién terminando el amanecer de la infancia de la humanidad, y entrando en la larga tarde de su madurez.
Artículo original publicado por Kevin Carson el 1 de mayo de 2011.
Traducido del inglés por Carlos Clemente.