Populismo: la serpiente de dos cabezas

Por Edith Wright. Título original: Populism: The Two-Headed Serpent, 16 de abril de 2025. Traducido al español por Teerqz.

“El fascismo no es solo una categoría técnico-militar. El fascismo es la organización de lucha de la burguesía que depende del apoyo activo de la social-democracia. La social-democracia es objetivamente el ala moderada del fascismo” – Iósif Stalin.

Las tendencias nativistas de Bernie Sanders están en las noticias de nuevo. Cuando le preguntaron en una reciente entrevista si el mandato de Trump había hecho algo positivo hasta ahora, alabó cómo la nueva administración -por no decir dictadura- ha manejado la política migratoria. Repitiendo una de las burdas mentiras electorales que nos llevaron a este desastre, Bernie está aparentemente muy plácido viendo cómo Trump y sus compinches restringen el flujo de fentanilo que supuestamente cruza la frontera con México todos los días. No del todo conforme con cómo el estado le caga la vida a los inocentes, arduos trabajadores que importan droga y a sus clientes, también se manifestó en contra de la “inmigración ilegal”. Si bien después reculó un poco manifestando oposición nominal a las deportaciones masivas, es difícil ver cómo se puede despegar la represión de la inmigración ilegal de las deportaciones de la gente que inmigra ilegalmente. A esta altura, nadie debería tener pelos en la lengua de cara al intento del régimen de deportar millones de personas que no han violado ninguna ley moral al entrar al país, o en su defecto confinarlos en campos de concentración. Esta política de limpieza étnica está siendo llevada a cabo de manera creciente sin debido proceso y en contra de las protestas de las cortes, ¿Nadie le va a decir al señor que la gente tiene derechos, incluída la absoluta libertad de movimiento, que ningún gobierno puede restringir?

Es curioso como alguien que quizás sea el izquierdista más icónico en la política americana contemporánea es a su vez tan favorable a estas políticas de la extrema derecha. Tampoco es remotamente sorprendente. Conocido por su consistencia, Sanders comentó sobre la idea de fronteras abiertas en 2015 calificándola como “una propuesta de los hermanos Koch”. En Julio, se unió al coro de comentaristas, tanto de la izquierda como de la derecha, que entraron en pánico por la existencia de las visas H1-B (con problemas los cuales solo pueden ser solucionados yendo hacia la libre migración). Más generalmente, Bernie siempre ha sido el intento de un populista demagogo en destruir cualquier valor cultural sostenido por ideas como la libertad, la justicia y el estado de derecho a favor de políticas que ven al estado como un garrote con el cual imponer reformas integrales desde el trono que requieren un cambio de dirección hacia un mandato ejecutivo cuasi-monárquico. Ha dedicado toda su carrera apelando a intereses parroquiales y sectarios de formas completamente divorciadas de cualquier sentimiento igualitario genuino. Ha envenenado el inconsciente colectivo en formas que solo nosotros ahora, en este nuevo mundo feliz, estamos en condiciones de ver.

En todo momento, la izquierda populista le ha dado paso al ascenso del fascismo. Los estadounidenses no son, por lo general, esclavos asalariados viviendo mes a mes. Contrario a la horda progresista, el votante medio estaba dentro de todo bien camino a estas últimas elecciones: el desempleo era bajo, los sueldos estaban en un alto histórico, la inflación estaba aminorando y para ese entonces, no había signos de una recesión inminente. En la medida que una minoría estaba afrontando dificultades económicas no-triviales, la respuesta apropiada era atender la situación de un costo de vida reconocidamente fuera de control mediante la liberalización del mercado inmobiliario, avanzando hacia el libre cambio y eliminando las medidas regulatorias onerosas que encarecen el precio de los bienes de consumo -todas medidas a las que la campaña de Bernie se opuso mientras promovía políticas progresistas inflacionarias tratando de convencer a la gente de que eran pobres-. Similarmente, Trump se aprovechó de ansiedades económicas que eran en gran parte alucinaciones y la reciente memoria de la inflación para tomar la casa blanca.

Hay algo de verdad que superficialmente se refleja en la retórica de la izquierda populista en cuanto a slogans se refiere, pero el gusto insípido que le ha permitido al movimieto poner el foco sobre preocupaciones como la desigualdad económica al propósito de la incitación populista es justamente lo que hace esto activamente peligroso. La incapacidad para efectivamente diagnosticar las causas de la brecha social capitalista, o para acertadamente rastrear sus dimensiones morales, ha conducido a un vago igualitarismo equiparante que carece de principios o la fortaleza necesaria para no ser absorbido por la derecha. Este malestar populista ha guiado a un confundido fascismo anti-elitista que le da un margen semiótico a la nueva administración para deslegitimar cualquier institución que se ponga en el medio de su omnipotencia.

El populismo de izquierda, tal como su primo de derecha, apela a lo superficial. Las buenas políticas no entran en un sticker para el auto. “Salud pública para todos” “Nueva reforma verde” “Que los ricos paguen” son todos geniales para retórica política, lo cual a su vez los hace traicioneros por la manera en la cual ofuscan soluciones más letradas, y en última instancia, eficaces y liberales. Por desgracia, estas soluciones generalmente no son muy convincentes para una ciudadanía estadounidense que es analfabeta cívica. La idea que el gobierno puede y debería simplemente borrar los problemas de la existencia legislando es, en cambio, fácil de entender y usar como razón para votar. Esta selección de políticas basada en su potencial como slogans políticos, en vez de en su nivel de eficiencia, es en consecuencia la nueva norma. Este fenómeno ha empeorado muchísimo desde Obama y le debemos las gracias a gente como Bernie por esto.

Una vez que este estilo de hacer política infecte todo el espectro político, los fascistas, que son excelentes en esto, tienen las de ganar. Lo único más convincente para las masas ignorantes después de la idea que el gobierno puede mágicamente solucionarle los problemas (ya sean estos reales o imaginarios) es la idea que lo puede hacer castigando a la gente que no les gusta. Cuando se trata de inmigrantes, Sanders está básicamente de acuerdo. Esto no es casualidad. Trump es la conclusión lógica de un estilo de pensamiento, retórica y diseño de políticas que los progresistas ayudaron a popularizar alentando visiones de una catástrofe americana que nunca existió realmente. La historia será testigo de las graves consecuencias.

Bernie no desató una revolución política, simplemente ayudó a construir el muro.

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