Por Nikki Cooper. Artículo original: Low hanging fruit, publicado el 31 de mayo de 2019. Traducido al español por Camila Avila.
Nací desafiante desde el principio, la religión un breve indulto y luego para mi sorpresa el infierno para la eternidad. Vi la muerte, la lucha, la guerra, la enfermedad y el poder como mis enemigos, ningún dios me respondió. Una calamidad. Una primera nota de paz me recorrió, anarquía.
Pronto aprendí que yo era la fruta colgante, lo más bajo.
Nacida en roles de género que no eran los míos, con un color de piel marrón oscuro/negro que llamaban yo no podía ocultar. Desde marchas, protestas, hasta pequeños delitos, fui la mejor anarquista que pude ser y traté de poner con el tiempo.
De la mujer de rojava ypj a elzn revolucionaria Yo soñé, pero luché por vivir en sociedad persiguiendo mi propia supervivencia, sin hogar, indigente y sola. (¿quizás empiece un ezine?)
Pero lo intento, empujo, lloro, me resisto, pero es duro existir en un mundo en el que la fruta que cuelga baja, ¿ves? Pero nunca me rendiré ante la gente, garantía de un anarquista indigente. Porque incluso la fruta que cuelga baja puede ser comida, usada para alimentar, así que supongo que lo intentaré un poco más; no seré más la fruta que cuelga baja para mí.