Escrito por Eric F. Artículo original: Paul Avrich’s Interview with Laurance Labadie, del 28 de marzo de 2023. Traducción al español por Camila Figueroa.
Entrevista con Laurance Labadie
Mi padre, como usted sabe, era anarquista en Detroit. Mi madre era una católica devota, pero gentil y poco dominante. Ninguno de los dos me dijo qué hacer y cómo comportarme. Nunca me dijeron: “No hagas esto” o “No hagas aquello”, sino que me dejaron desarrollarme a mi manera. Mi padre ni siquiera me habló nunca de anarquismo; pensaba que no era asunto suyo adoctrinarme en nada. En nuestra casa siempre estaban hablando de anarquismo, padre con sus visitas y amigos. Esa era su vida, su interés primordial. Hablaban de ello todo el tiempo.
Padre conoció a Peter Kropotkin en Detroit en 1901 [en realidad 1897], en la sala de ingeniería de la fábrica de agua. Kropotkin y Elisée Reculus, según recuerdo, estaban construyendo un modelo del mundo en papel maché. Padre escribió una nota sobre Kropotkin y la insertó en el volumen encuadernado de la revista Truth, en una página con un dibujo de Kropotkin [en el número de agosto de 1884]: “Kropotkine era un hombre pequeño, con una cabeza grande, pelo y bigotes tupidos, hablaba inglés muy bien, y sus movimientos eran rápidos, como si estuviera sorprendido”.
James Martin escribió un buen libro sobre el anarquismo individualista, pero deja de lado el elemento humano; no tienes la sensación de que estas personas se conocieran.
Puedo ver a Mussolini siendo un Stirnerita: Sálvese quien pueda. Stirner no predicaba ninguna moralidad. Así que papà tenía razón en no tomar posición con Benjamin Tucker [a favor del individualismo de Stirner] en lugar de con el anarquismo comunista de Kropotkin, y eso enojó a Tucker.
El principio comunista es inherente al proceso mismo de la vida. A un recién nacido hay que darle según sus necesidades; el problema es destetar al niño hacia la autosuficiencia.
¿Qué pensaría si le dijera que el anarquismo es una quimera? Pero eso es exactamente lo que he llegado a creer.
Agnes Inglis era una “bella persona”, por usar el lenguaje actual.
John Scott y Jo Ann Wheeler [Burbank, q.v.] me enviaron la máquina mimeográfica de su Madre Tierra. La reparé e imprimí en ella mi Discusión en papel.
La traducción de la Biblia de Steven T. Byington, la Biblia en inglés vivo, fue publicada en 1972 por la Sociedad Watchtower de Nueva York, que compró los derechos a su patrimonio.
Este breve y desigual monólogo de Labadie fue recogido en 1975 (unos meses antes de su muerte) y publicado por el historiador del movimiento anarquista Paul Avrich en su libro Anarchist Voices: An Oral History of Anarchism in America, la culminación de “más de doscientas entrevistas con anarquistas de todo Estados Unidos” entre 1963 y 1991. Los puntos interesantes de este artículo son: la relación de Laurance con su padre Joseph Labadie, su creencia de que el anarquismo era en última instancia un proyecto fracasado, y una visión sorprendentemente matizada del comunismo como base de la que surgen los individuos y de la que luego se desprenden.
Lecturas adicionales sobre los orígenes supuestamente stirnerianos del fascismo italiano pueden encontrarse en “De Stirner a Mussolini”, de William Gillis. Y por último: No tengo ni idea de qué va lo último sobre la Biblia más allá de que Steven T. Byington sea simplemente otro anarquista individualista (como Labadie) que efectivamente tradujo la Biblia. La observación de Avrich de que la “mente de Labadie divagaba, a veces era incoherente, y parecía ansioso por descansar” podría explicarlo. Espero que consiguiera el descanso que buscaba.
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