De Bent Delbeke. Título original: Is “Anarchy” Inherent to Anarchism? de 30 de agosto 2021. Traducido al español por Antonio J. Ferrer.
El vocabulario político del “ciudadano” moderno promedio en occidente es muy limitado. Hay huecos léxicos en todos lados, y especialmente al hablar de conceptos meta-políticos. Y con el anarquismo, este hueco es aún mayor, dado que es un paradigma único y un viro hacia una forma novedosa de concebir la naturaleza humana. El anarquismo, para muchas personas que no están afiliados al mismo o que no se molestan en leer sobre teoría político, puede ser algo de lo que es muy difícil hablar de una forma coherente. Por ejemplo: Discutiremos ahora la diferencia entre anarquía y anarquismo, que es mucho mayor de lo que puedes imaginarte.
Desde luego, la primera diferencia es que la anarquía es un sistema y el anarquismo es una ideología. De forma análoga a como la monarquía es un sistema y el monarquismo es una ideología que aboga a favor de la monarquía. Ahora bien, esto es solo una diferencia superficial, por ejemplo, este hecho no significa que el anarquismo pueda ser definido simplemente como “La ideología que aboga por la anarquía”, tal como se hace con el monarquismo. Esto sería una afirmación acaso engañosa.
La segunda diferencia nos muestra algunas cosas sobre la praxis. Una sociedad anárquica (independientemente de la forma que tome) es una sociedad ideal, pero, ¿Operaría siempre en base al ideal? ¡No! El anarquismo no se trata de aferrarse a sistemas ideales y utopías idealistas, por el contrario, piensa sobre problemas reales del aquí y ahora. Entonces, ocasionalmente debemos salir de nuestros deseos ideológicos para proponer soluciones diferentes, y a veces trabajar dentro del Estado para disminuir males mayores. El que no podamos eliminar de un golpe al Estado no significa que no podamos orientar nuestros esfuerzos hacia un estado mejor mientras tanto, un estado que no interfiera tanto en la vida de las personas como ahora, o que resulte en mayor igualdad económica, por ejemplo. Por ello, debemos trabajar, en ocasiones, con otros izquierdistas, pero también con libertarios capitalistas, todo sin abandonar nuestras creencias fundamentales. No podemos rehusarnos a criticar al Estado, por sus acciones inmorales o por su falta de legitimidad filosófica. Además, podemos utilizar algunos aspectos y contradicciones dentro del Estado como instrumentos a favor del anarquismo, al tiempo que le denunciamos. Si embargo, debemos luchar incansablemente contra las auténticas dictaduras y métodos autoritarios, dado que estos nunca son permisibles, incluso si algunos piensan que podría avanzar nuestra causa. Siempre debemos tener un equilibrio entre nuestra búsqueda de la no-estatalidad y nuestra búsqueda de mejores condiciones para la gente. En conclusión: Nunca debemos extender el poder del Estado, nunca, pero tampoco debemos eliminarlo de un golpe.
El anarquismo es como una asíntota, siempre debemos buscar acercarnos más a la anarquía, pero no sabemos si llegaremos alguna vez a ella. Incluso si se piensa que la anarquía es imposible no se le debe excluir de todas las posibilidades, aunque ciertamente será necesario un cambio monumental en la consciencia de la gente a través de una lenta evolución libertaria. ¿Es esta estrategia gradual y realista menos anarquista? No, porque el anarquismo no es sobre la inmediata y directa “instauración de la anarquía”, es sobre el acercamiento perpetuo al ideal de la anarquía, y un deseo de llegar a ese punto (no nos equivoquemos, ese sigue siendo nuestro objetivo). Pero también debemos ver los problemas de nuestros tiempos, y ver como el humano moderno en 2021 actúa, y debemos concluir que, incluso si solamente llegamos a un sistema más libertario que el actual, sería una mejora en comparación con la situación actual.
Y debemos adoptar el anarquismo filosófico como una forma de balancear nuestros ideales y la lucha en la que nos afanemos por el momento. La revolución no nos llevará a ningún lado, debemos usar la contra-economía y los sistemas duales (o sea, medios prácticos de organización) para comenzar una evolución hacia la anarquía. ¡No revolución, sino evolución! Debemos construir nuestras propias fábricas, organizar nuestras propias cooperativas, establecer nuestros propios bancos de crédito mutuo, asegurarnos que los trabajadores tengan casas, sustento y vestidos. Debemos construir una segunda sociedad dentro de la actual sociedad capitalista. Y si es beneficioso para los trabajadores, dichos trabajadores son felices y viven en mejores condiciones, más trabajadores vendrán a nuestro bando. Y entonces podremos instituir partidos que defenderán estas instituciones a nivel parlamentario, y quebraremos al Estado desde dentro. Cada segundo de cada día tenderemos hacia la anarquía, y seguiremos trabajando para acercarnos más y más.
El anarquismo es una travesía, un proceso implementado. Aunque vamos a un territorio desconocido, la dirección general es clara: ¡Adelante, hacia la anarquía, con realismo!.