Después del triunfo del Partido de los Trabajadores con la reelección de Dilma Rousseff vemos el mismo patrón que se ha repetido desde 2006: varias manifestaciones, muchas de ellas ofensivas o xenófobas, de personas en el sudeste y sur de Brasil, especialmente en Sao Paulo, contra la gente del más pobre noreste, que votaron masivamente a favor de Rousseff.
Y puesto que la elección presidencial se decidió por un margen muy pequeño, y teniendo en cuenta también que el electorado de Sao Paulo votó en su mayoría por el candidato opositor Aecio Neves, las voces secesionistas han ganado aun más impulso.
Sin embargo, el secesionismo de Sao Paulo no está vinculado específicamente a los 12 años que el Partido de los Trabajadores ha estado en el poder. Es una idea más antigua, mantenida por diversas razones y pretextos, como la migración del noreste o los impuestos de Sao Paulo que se redistribuyen a otros estados brasileños. A pesar de ser uno de los estados más ricos de la nación, el argumento es que Sao Paulo está estancado por ser parte de Brasil.
Hay, sin embargo, un movimiento secesionista mucho menos conocido: el Movimiento Independiente del Noreste, cuyos argumentos contrastan fuertemente con los ofrecidos por sus homólogos de Sao Paulo. En el artículo “Neocolonialismo Interno Brasileiro e a Questão Nordestina” (“El neocolonialismo interno brasileño y la cuestión del noreste”), Jacques Ribemboim muestra que la explotación económica de Sao Paulo es un mito. Ribemboim sostiene que la lógica de la federación brasileña es la lógica del neocolonialismo interno:
“En el escenario actual, el Sudeste importa mano de obra y materias primas a precios deprimidos (más baratos) y exporta productos manufacturados al noreste a precios altos y protegidos. Así, el nordestino se ve obligado a pagar más por un automóvil o cualquier otro artículo de consumo en el mercado interior en lugar disfrutar de la libre elección en el mercado mundial. En otras palabras, paga un valor de mano de obra adicional al paulista para apuntalar la industria de Sao Paulo”.
El noreste depende del sudeste a causa de un proceso histórico en el que el gobierno central, en su histeria desarrollista, se ha abocado a proteger la industria nacional existente contra cualquier tipo de competencia. La economía está cerrada para beneficio de una industria que se asume representa a todo el país, a pesar de que en realidad se concentra en su mayoría en una pequeña franja del sudeste. La fabricación nacional siempre ha sido principalmente la fabricación de Sao Paulo.
Tendría sentido, por ejemplo, que los estados amazónicos comerciaran con los países andinos dada su proximidad geográfica, pero eso no es posible porque según Brasilia el Mercosur es sagrado.
Por lo tanto, el noreste y la Amazonia han sido perjudicados por los subsidios a favor de Sao Paulo. Estas regiones más pobres han tenido que comprar productos más caros para financiar el supuesto bien público del desarrollo nacional, que en realidad es un esquema de bienestar corporativo para la industria del sureste.
El secesionismo de Sao Paulo se hace la vista gorda ante los subsidios y el proteccionismo denunciados por el secesionismo del noreste.Artículo original publicado por Kevin Carson el 7 de noviembre de 2014.
Artículo original publicado por Valdenor Júnior el 13 de noviembre de 2014.
Traducido por Carlos Clemente a partir de la traducción al inglés de Erick de Vasconcelos de la versión original en portugués, escrita por Valdenor Júnior.