Después de alimentar a una multitud de cinco mil personas con cinco rodajas de pan y dos pescados, Jesucristo de Nazaret recibió una notificación legal por parte de varias asociaciones comerciales, exigiendo el cese de lo que consideran una operación ilegal de repartición de comida bajo los términos del Tratado de Anti-Replicación de Milagros del Milenio (TARMM).
Los rabinos milagrosos como el Sr. Cristo y sus supuestas violaciones de derechos de propiedad han estado en el centro de fuertes controversias en los últimos años. Son el objetivo de una campaña de educación pública impartida por la Asociación de Productores de Alimentos de Galilea y Judea. Los productores de pan y pescado argumentan que la replicación no autorizada de comida es lo mismo que robar porque ésta los priva de parte de los ingresos que legítimamente les corresponden. Rabinos simpatizantes de sinagogas a lo largo y ancho de Palestina están leyendo anuncios de interés público de la APAGJ que buscan contrarrestar la percepción entre sus comunidades de que “todo el mundo lo hace” y de que se trata de “una pequeñez”: “Es que acaso los panaderos y pescadores no merecen que se les pague?” Muchas escuelas de Torah han adoptado el currículum “anti robo de alimentos” de la APAGJ.
En relación con estos acontecimientos, la Asociación de la Industria del Vino de Palestina se ha quejado oficialmente debido a informaciones que indican que Jesús, en otro supuesto caso de compartimiento ilegal, también replicó varios litros de vino durante una boda en Caná de Galilea.
Las asociaciones médicas también han señalado supuestas declaraciones de testigos que aseguran que Jesús practica medicina sin licencia. Esta práctica médica no autorizada se ha extendido, según amplios reportes, a leprosos, inválidos, tullidos y varios casos de posesión demoníaca. La industria médica denuncia las actividades de Jesús como competencia desleal. Según un vocero de la Asociación Médica de Galilea, “es injusto esperar que un médico licenciado que invirtió años aprendiendo su profesión y que tiene que pagar el alquiler de su consultorio pueda competir con un carpintero que para curar gente sólo tenga que agitar las manos un poquito, y que además lo haga gratis”.
El gremio de embalsamadores también se quejó respecto a los rumores de que Jesús resucitaba a los muertos, pero varios expertos legales han dicho que no existe una ley concreta que defina a esa actividad como criminal.
Por otro lado, un pequeño pero creciente movimiento de opositores a la propiedad gustativa cuestiona el concepto de “piratería”. Argumentan que copiar la comida, por ser una actividad inherentemente no-rival, no es robo: debido a que la comida creada por Jesús se origina de la nada, no se reduce el stock de alimentos de nadie. El pescador Simón Bar Jonás de Galilea y su hermano Andrés, concuerdan: “En lugar de afanarse en suprimir la competencia, la industria de la pesca debería cambiar su arcaico modelo de negocio. Las oportunidades abundan para aquellos que estén dispuestos a innovar. No hemos perdido un dinar por culpa de Jesús”.
Pero las autoridades no comparten esta manera de ver las cosas. Poncio Pilato, Procurador General de Judea, anunció planes para combatir a los piratas de la propiedad gustativa como Jesús: “Si creen que me voy a lavar las manos respecto a éste tipo, Jesús de Nazareth, les juro por Dios que se equivocan. Replicar pan, pescado y vino es robar, tanto como asaltar una pescadería o una panadería. Es un temita bastante pesado, ésto de la piratería gustativa.”
No se pierda el episodio de la próxima semana: Johann Gutenberg, impresor no autorizado de libros.
Artículo original publicado por Kevin Carson el 6 de septiembre de 2011.
Traducido del inglés por Carlos Clemente.