La primera Intifada y el anarquismo

De abc. Artículo original publicado el 23 de noviembre de 2022 con título The First Intifada and Anarchism. Traducido al español por Camila Figueroa.

La Primera Intifada (que significa sacudida/sublevación en árabe) fue el primer levantamiento palestino contra la ocupación israelí del territorio palestino, que duró desde diciembre de 1987 hasta la firma de los Acuerdos de Oslo de 1993. La “intifada”, que pasó a la historia como el nombre de la resistencia palestina contra la ocupación israelí, se conoce con este nombre en todo el mundo. En diciembre de 1987, una camioneta israelí chocó contra un vehículo que transportaba palestinos en la región de Gaza, matando a cuatro personas. A partir de entonces, los estudiantes de la Universidad Islámica de Gaza iniciaron el levantamiento que se conocería como Intifada convocando a todos los palestinos a reunirse en torno al hospital para atender a las personas que habían perdido la vida o estaban heridas.

La organización de la Primera Intifada se basó en el desarrollo de comités de base descentralizados en cárceles, escuelas, barrios e industrias, lo que desprende vibraciones anarcosindicalistas. Tanto si la reivindicación era un Estado palestino independiente como cualquier otra cosa, se trataba esencialmente de un levantamiento de masas contra la autoridad. Hubo muchas acciones que habrían sido apreciadas por quienes podrían llamarse anarquistas: la huelga general, el boicot a las instituciones israelíes en Gaza y Cisjordania, la desobediencia civil a las órdenes del Estado y el ejército, no pagar impuestos, crear escuelas clandestinas, establecer redes de ayuda mutua, negarse a llevar permisos israelíes mientras se conducen vehículos palestinos, la prevalencia de las pintadas, levantar barricadas y lanzar piedras y cócteles molotov contra edificios militares israelíes dentro de las fronteras palestinas.

La Primera Intifada terminó con el establecimiento de una Autoridad Palestina encargada de un autogobierno limitado de partes de Cisjordania y la Franja de Gaza tras los Acuerdos de Oslo; algunos pueden considerar esto como antianarquista; de hecho, este tipo de tratados entre Estados ilegítimos, el establecimiento de una nueva jerarquía o administración, etc. no parecen auspiciosos a primera vista. Estas formas de acción y resistencia, que muchos anarquistas -incluso cualquier anarquista consecuente- aprobarán, ayudaron a sacar un nuevo gobierno de un estado que es ilegítimo y utiliza una violencia ilimitada bajo el pretexto de la soberanía nacional. Es la magnitud de la concesión, que indica lo amenazado que se sentía el Estado, lo que considero un logro concreto para un anarquista moderno.

Como podemos ver en este ejemplo, el anarquismo puede ser visto como una forma de vida, una forma de ver la relación entre el individuo y el Estado, un método contra ese Estado y las jerarquías injustas existentes que no pueden legitimarse a sí mismas. La historia del anarquismo es, ante todo, la historia de la lucha contra el poder y de la convivencia solidaria. Esta es precisamente la fuente de la singularidad de los sistemas anarquistas que florecieron simultáneamente en diferentes geografías. Los esfuerzos organizados de diferentes individuos también contendrán las características de esa localidad. Aquellos que hoy hablan de anarquismo se darán cuenta de que la historia del anarquismo experimentada en diferentes geografías es la historia de aquellos que organizaron el anarquismo en esas geografías. La única condición para que una idea o un movimiento sobrevivan es que haya personas que mantengan vivo ese pensamiento y mantengan ese movimiento. Cuando se habla de anarquismo en diferentes geografías, lo que se compone de las mentes de las personas que viven en esa geografía en particular, incluso el uso de la palabra, el surgimiento de los que se consideran “anarquistas” se puede explicar por la característica del anarquismo como un movimiento antes de que sea el producto de un esfuerzo intelectual. El anarquismo no sale a la calle con un montón de libros académicos en la mano.

Además, es ridículo afirmar que los Acuerdos de Oslo suprimieron algo y que los alborotadores que alabé se plegaron a ellos. La perspectiva de la Intifada no ha sido derrotada, suprimida o destruida a lo largo de los años. El espíritu de la Intifada sigue vivo, como lo estuvo en las interminables revueltas durante décadas. En Palestina, en los campos de refugiados, en el exilio o en la diáspora, en las luchas por la justicia. La Intifada se ha caracterizado por un compromiso de acción contra la jerarquía injusta, un internacionalismo profundamente arraigado y un énfasis en la organización de base. Nació de la frustración ante la ocupación israelí y la negación de los derechos de los palestinos, y ha reunido a personas para resistir la injusticia en todo el mundo. En la actualidad, mantiene su impulso como movimiento de base en Palestina, Israel y más allá. La lucha por la libertad de Palestina continúa: habrá más protestas, más detenciones, pero también formas más creativas de resistir y construir alternativas. La resistencia continuará hasta que los palestinos se liberen de la ocupación israelí, del racismo y de la ilusión de que un bando puede vencer al otro. El espíritu de la Intifada sigue siendo la esperanza y la visión revolucionarias de un futuro libre.

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