Esta es la tercera parte en una serie de artículos. Aquí las partes 1 y 2.
Pobreza, indigencia y desempleo
Muchos crímenes relacionados con armas involucran alguna forma de hurto. Las causas radiculares del hurto tienen usualmente menos que ver con un ladrón que desee lastimar a otros y más con la desesperación económica. Abordar problemas de pobreza, indigencia y desempleo puede contribuir bastante en la lucha contra el crimen económico. Ayudar a la gente a obtener acceso a necesidades básicas como la comida, el refugio, la salud y el empleo puede servir mucho en la eliminación de ciertos tipos de crímenes relacionados con armas de fuego.
Comedores comunitarios, despensas de comida y grupos tales como Food Not Bombs permiten que aquellos que viven en situación de pobreza accedan a la comida que necesitan para vivir. Las clínicas libres y otros esfuerzos similares ayudan a las personas que no tienen acceso a atención médica. Acabar con restricciones gubernamentales al mercado como leyes de zonificación, licencias para trabajar, códigos tributarios complicados y otras regulaciones al comercio que aíslan a las grandes corporaciones de la competencia, permitiría que la gente entrara al comercio por cuenta propia. Esto asegura que tengan la libertad y habilidad de hacer dinero en sus propios términos empleando su conjunto único de competencias.
Desde luego, la filosofía del agorismo promueve la práctica de llevar nuestros negocios a los mercados negros y grises. En estos contextos, las regulaciones ya mencionadas se dejan (de ser posible) enteramente de lado. El comercio ilegal, tal como el comercio de droga, permitiría que personas sin un acceso suficiente a fuentes de ingreso tradicionales o «legales» se ganen la vida. Por supuesto, aunque esas cosas sigan siendo ilegales y sean conducidas a la clandestinidad por el estado, la violencia involucrada en tales formas de comercio queda en gran parte sin revisión. Si semejante comercio tuviera lugar a la luz del día, se verían sujetos a regulación no estatal mediante presión pública, boicots y otras tácticas.
Los sindicatos fuertes son también una buena manera de aliviar la pobreza. Los sindicatos permiten que los trabajadores negocien colectivamente cosas tales como una paga más alta, seguro médico y seguridad laboral. Los sindicatos organizados horizontalmente ponen el poder en manos del trabajador raso. Sin embargo, al igual que la mayoría de cosas útiles a la hora de desafiar el poder corporativo y gubernamental, los sindicatos de trabajo convencionales se han distorsionado y asimilado a las estructuras de poder mismas de las que otrora prometieron proteger a los trabajadores. A fin de fortalecer de nuevo el movimiento obrero, debemos derogar la Ley Taft-Hartley, la Ley Nacional de Relaciones Laborales (Wagner Act), la Junta Nacional de Relaciones Laborales y las leyes de Derecho al Trabajo para poder retornar a la clásica organización sindical de abajo arriba. Esta forma de organizarse puede ayudar a sacar a la gente de la pobreza y reducir la desesperación que conduce al crimen económico. Las uniones sindicales fuertes implican también que podríamos desafiar más efectivamente numerosos tratados de presunto «libre comercio» como el NAFTA. Estos sirven solamente para fortalecer los intereses corporativos a expensas de las uniones obreras y la clase trabajadora: creando así más pobreza, más desesperación y, por ende, más crimen.
Las uniones de inquilinos confieren a la gente el poder de desafiar a los arrendadores de tugurios, las condiciones de vida injustas y los desahucios. Las okupaciones antidesahucios tales como las que se organizaron durante el punto álgido del movimiento Occupy también ayudan a proteger a la gente de la indigencia. Las leyes de establecimiento de vivienda fuertes, los derechos a okupar, las residencias colectivas y los refugios para los sintecho también ayudan a mantener a la gente lejos de las calles y a mejorar su estabilidad. Los proyectos de vivienda, junto con el empleo, el servicio de salud y la comida, ayudan a aliviar las causas de crímenes que derivan de la desesperación, incluyendo el robo armado y la actividad de pandillas.
Abordar estos problemas disminuiría drásticamente la violencia armada más que cualquier medida de control de armas de «sentido común». Pero no será sencillo. Nada por lo que merezca la pena luchar es sencillo.
¡Sigan atentos para la parte 4!
Artículo original publicado por Logan Marie Glitterbomb el 24 de marzo de 2017
Traducción del inglés por Mario Murillo