El sitio web Antiwar.com (cuyo nombre es autoexplicativo) anunció el 18 de marzo que Google Adsense había suspendido su cuenta – una fuente importante de los ingresos que necesita para mantenerse en línea – por publicar nuevas fotos de la tortura y el abuso cometidos en la prisión militar de Abu Ghraib en Irak (Eric Garris, “Google desactiva todos los anuncios en Antiwar.com“, 18 de marzo). Google no dio ninguna explicación más allá de la afirmación de que las imágenes violan sus políticas contra la “violencia” y las “imágenes perturbadoras”.
Brilla por su ausencia en la notificación de la empresa indicación alguna de si la desactivación fue a petición de terceros (en palabras de Garris, “¿Se ha convertido Google en un brazo del Departamento de Estado de Estados Unidos?”). Pero no sería nada de qué sorprenderse dado el historial de Google en cuanto a cumplir las demandas de censura por parte de regímenes represivos de todo el mundo, y la manera cobarde en que los servicios de pago y de crowdfunding en línea coludieron con el gobierno de Estados Unidos para suprimir a Wikileaks.
Sabemos sin duda que el gobierno de Estados Unidos no quiere que las fotos sean de dominio público. El presidente Obama se manifestó en contra de su liberación, diciendo que las fotos “inflamarían aún más el sentimiento anti-estadounidense”, y con ello pondrían en peligro la “seguridad nacional”.
Hay una escena genial en un episodio de Los Simpsons donde Marge cancela su cita de baile de graduación con Artie Ziff en respuesta a sus avances sexuales. Artie le pide guardar silencio sobre su comportamiento inapropiado. Pero explica que no se lo pide porque le preocupe su propia reputación: “es que soy tan respetado que oír hablar de ello perjudicaría a la escuela”.
El argumento de Obama y sus secuaces, en pocas palabras, es que sería malo para la “seguridad nacional” que los pueblos del mundo se enterasen de qué tan malo es realmente el gobierno de los Estados Unidos, porque puede que se enojen.
Bueno, ¿saben qué? La gente de todo el mundo tiene que enojarse. Y si la “seguridad nacional” significa la capacidad de los Estados Unidos de lanzar guerras de agresión y apadrinar el saqueo corporativo de los países derrotados en todo el mundo, esa “seguridad nacional” tiene que ser socavada.
Obama ha dejado bastante claro que los Estados Unidos sólo pueden ser limitados desde afuera, por la enardecida opinión pública nacional y mundial y la falta de voluntad de otros gobiernos para cooperar con ese país. Se ha negado a responsabilizar a nadie por la tortura, desde los que llevan a cabo directamente los simulacros de asfixia y los abusos sexuales a los que están en el más alto nivel del Ejército, la CIA y la Casa Blanca, que los autorizaron con pleno conocimiento. Y se negó con el argumento de que ello, de nuevo, “socavaría la seguridad nacional”.
Por lo tanto, eso requiere un público estadounidense hostil que ponga freno a un estado fuera de control. Y en su defecto, tenemos que avivar las llamas de la indignación hasta que todos los países del mundo que tengan una base militar o naval de los Estados Unidos la cierre, junto con las estaciones de la CIA en todas las embajadas de Estados Unidos en el mundo.
¿Sabes lo que realmente socava la seguridad nacional de los estadounidenses de a pie? El gobierno de Estados Unidos. Prácticamente todos los movimientos terroristas antiestadounidenses en el mundo – los Hermanos Musulmanes, Hamas, Al Qaeda, Al Qaeda en Irak, ISIS – fueron o bien financiados en sus inicios por el gobierno de Estados Unidos, o se organizaron en reacción a las guerras de agresión de Estados Unidos en el extranjero. Mientras el gobierno de Estados Unidos sea capaz de lanzar ese tipo de guerras en todo el mundo, vamos a ser los que paguen los platos rotos.
Por otro lado, la opinión no declarada del gobierno de Estados Unidos es que el público estadounidense es la verdadera amenaza a la “seguridad nacional”. Es por eso que nuestra percepción del mundo tiene que ser administrada por la censura estatal y la propaganda.
Por eso es que no se puede permitir que Google y otros servicios en línea se salgan con la suya. En última instancia, esto demuestra la necesidad de reemplazar las plataformas de Google y de servicios de medios sociales de todo tipo con sistemas p2p abiertos y de migrar hacia servicios alojados en servidores extranjeros, en países que estén más allá del alcance del poder de Estados Unidos.
Pero en el corto plazo, hay que hacer esto tan desagradable para Google que les resulte más fácil desafiar al gobierno de Estados Unidos que arrodillarse ante él. Por favor llama a Google al +1-650-253-0000 y diles que reactiven la cuenta de Adsense de Antiwar.com inmediatamente.
Artículo original publicado por Kevin Carson el 13 de febrero de 2015.
Traducido del inglés por Carlos Clemente.