Los intentos de los políticos estadounidenses para crear pánico sobre un posible brote de Ébola en los Estados Unidos parecen haber fracasado. La familia y otros contactos del “paciente cero” estadounidense Thomas Eric Duncan completaron una cuarentena de 21 días sin que surgiesen nuevos casos en el grupo. Dos enfermeras que trataron a Duncan ahora tienen síntomas, pero esto parece ser una cuestión de falla temprana de protocolo (en cualquier nueva situación de atención médica se necesita un tiempo para descifrar cómo hacer bien las cosas). Estoy razonablemente seguro en la predicción de que no vamos a ver un brote de Ébola a gran escala en los EE.UU.
Por supuesto, esto no ha disuadido a los políticos de usar este episodio como una excusa para incrementar el control del gobierno: “revisiones” en los aeropuertos llevadas a cabo por personal de Aduanas y Protección de Fronteras, propuestas de prohibir viajes provenientes de países africanos con brotes de Ébola, la formación de un equipo militar de “respuesta rápida”, etc.
Me sorprende que en este caso no se haya machacado a los libertarios con más propaganda del tipo “¿ven lo mucho que necesitamos al gobierno?” de lo habitual. Pero pensándolo bien, puedo ver por qué. No es que la respuesta gubernamental inspire mucha confianza, y hay maneras obvias en las que incluso el actual no tan libre mercado podría responder con mucha más eficacia. Dos puntos potenciales de pánico revelados en el último par de semanas proporcionan muy buenos ejemplos:
Amber Vinson, una enfermera que contrajo el virus del Ébola de Duncan, voló ida y vuelta de Dallas a Cleveland antes de su diagnóstico con la aprobación de los Centros de Control de Enfermedades a pesar de que tenía una fiebre baja todo el tiempo.
Otro trabajador sanitario no identificado (un supervisor de laboratorio que había manipulado las muestras de sangre de Duncan) y su marido se sometieron voluntariamente a una cuarentena a bordo de un barco de crucero, pero resultaron estar libres de la infección.
Si se les dejase hacer las cosas por sí mismas, es posible que las líneas aéreas y de cruceros manejarían el potencial problema con facilidad. Pero desafortunadamente hay un recurso con el que no contarían si tuviesen que encargarse del asunto por sus propios medios: Una prueba de punción en el dedo para el Ébola que está “en fase de desarrollo”.
Lo que en realidad significa “fase de desarrollo” es “ya en uso por los militares, pero atascado en el proceso de aprobación de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos para todos los demás”.
Enviar sangre a un laboratorio para el análisis de Ébola toma varios días. La prueba de la punción del dedo lleva unos minutos, y si bien aun no está perfeccionada es probablemente mucho más fiable que el procedimiento actual de “revisión” del gobierno consistente en tomar la temperatura de los pasajeros.
Supongamos que usted maneja una empresa 35 millardos de dólares como Carnival Cruise Lines, o incluso una empresa 150 millones de dólares como Frontier Airlines. ¿Cree que estaría dispuesto a pagar durante un brote por una prueba rápida y fácil para proteger a sus pasajeros del Ébola (y a usted mismo de las demandas por negligencia si un pasajero infectase a otros)? Mi conjetura es que usted estaría muy dispuesto a hacerlo. De hecho, estoy seguro que las líneas de cruceros estarían encantadas de que hubiera una prueba de pre-embarque igualmente rápida, barata y fiable para el norovirus, también conocido como “gripe estomacal”, ya que en este momento la única opción que tienen para hacer frente a los brotes (han habido unos cuantos) es poner en cuarentena a los pasajeros sintomáticos y ofrecer reembolsos y descuentos a aquellos cuyos viajes se vean afectados.
Un mercado verdaderamente liberado, en el que estén completamente ausentes los juegos de poder del estado, probablemente luciría muy distinto del sistema actual. No tenemos ninguna manera de saber cómo y a donde viajaría la gente en una sociedad libre (¡o en un mundo libre!), pero es sensato predecir que si incluso el mercado distorsionado actual ofrece mejores soluciones para los brotes que el gobierno, un mercado liberado lo haría mejor todavía.
Artículo original publicado por Thomas L. Knapp el 20 de octubre de 2014.
Traducido del inglés por Carlos Clemente.