Ecología de la información: (fo)resta silenciosa

Por Dan Tucker. Artículo original: Information Ecology: (fo)Rest in Peace, publicado el 28 de enero de 2017. Traducción al español por Camilo Salvadó.

En una edad estimulante e incierta, conforta saber que vivimos en una era de comunicación masiva. En este punto de la historia humana, los costos de comunicación son increíblemente bajos y, con la ayuda de Internet, dicha comunicación es realmente a escala global. Aún mejor, la información se difunde muy fácil.

La naturaleza de este fenómeno posee increíbles implicaciones sociales. La comunicación humana juega un papel vital elevando voces y haciendo avanzar los movimientos sociales. Al elevarse las voces del mundo, se evidencia que existen luchas compartidas, globales. Trabajando  localmente, podemos sentir solidaridad con seres humanos que quizás nunca conoceremos -la noción más poderosa. Las acciones más pequeñas pueden provocar una cascada global en la naciente era de la ecología de la información.

Con todo esto en mente, dirijo mi atención a los bosques de España. La semana pasada leí bastante sobre los ecosistemas de la Península Ibérica. Desde la región norte de Portugal hasta la España silvestre, se extiende una serie de cordilleras montañosas ricas en flora y fauna. Estos bosques de montaña albergan, posiblemente, la mayor biodiversidad de toda Europa. Reguladas por el Mediterráneo, estas cordilleras lejanas se definen por un clima húmedo en los meses cálidos, fríos inviernos y abundante precipitación todo el año.

Imagino esos bosques, su detrito decayendo en el suelo húmedo bajo un dosel de roble, fresno y avellano. Imagino una caminata solitaria bajo el sol mediterráneo, rodeando laderas frescas y cálidas adornadas por hayas, abedules y abetos, abiertas hacia llanos rasos, salpicados de rosa silvestre y mora. Los colores tan vívidos como dulce su sabor. Espero visitar algún día este bosque ibérico. Tal vez estrechar las manos de aquellos en la Asociación Nacional de Bomberos Forestales (ANBF), que protegen el territorio luchando contra el fuego y la ley.

En 2015, el Congreso de los Diputados de España cambió el lenguaje de su Ley de Montes. Esto permite a los promotores construir infraestructuras públicas y privadas, como barrios, escuelas, complejos comerciales y centros recreativos, en tierra arrasada. Como resultado de este cambio legal, el Fondo Mundial para la Vida Salvaje  (WWF) señala que el 55% de los incendios forestales en este ecosistema único, son provocados. Estas tierras salvajes ya no están protegidas. La deforestación lleva a la expansión urbana.

Los miembros de la ANBF, no se sientan de brazos cruzados. Usan la Legislación para combatir la nueva Ley.

Bajo Legislación española, no se puede construir nueva infraestructura en un radio de 500 metros alrededor de un cementerio. Cuando los bosques arden, la ANBF invoca esta insignificante pieza legislativa, registrando los bosques quemados como cementerios. Bautizaron su campaña (fo)Rest in Peace.

El portavoz de la ANBF, Iñigo Hernández, hablando con The Independent, llevó la idea a nivel mundial. En su entrevista señaló que no se enterrarán cuerpos allí. Son más bien cementerios simbólicos, un arma usada para detener los incendios provocados. Hernández explica: “Crear cementerios en áreas quemadas busca desalentar la quema intencional de bosques. Permitir la construcción en terrenos forestales quemados conduce a incendios intencionales, resultando  en la destrucción de ecosistemas naturales donde viven animales, árboles y plantas.” La ANBF espera que los bosques se regeneren en paz.

Yo no sabía nada de esto hasta que la ANBF me envió un correo electrónico personal. Estaba sentado en la sala de profesores, ignorando las charlas a mi alrededor, revisando mis correos electrónicos y pensando en la clase del día. Me detuve al abrir su mensaje. Los bomberos pedían ayuda. Me pedían compartir su misión para que más gente supiera lo que estaba ocurriendo. Al leer su correo sentí su urgencia y simpaticé de inmediatao con la causa. Al leer sobre sus acciones, sentí una conocida punzada de tristeza, volvi a sentarme y sonreí. Una situación similar se desarrolla aquí mismo en la Apalachia Sur.

En la región Valley and Ridge, la minería a cielo abierto es causa número uno de pérdida de biodiversidad. Los Apalaches son un bosque lluvioso templado, cargado de bella, endémica flora y fauna. De hecho, los Apalaches son el bosque templado más diverso del planeta. Aquí también, registrar cementerios familiares protege un muy frágil ecosistema.

La minería a cielo abierto ocurre en comunidades rurales de Apalachia. Estas experimentan algo de la peor pobreza de Estados Unidos. Muchos de los cementerios del País del Carbón son antiguos cementerios familiares. Por ello, no están registrados federalmente. Sin ese registro, muchas tumbas familiares son arrasadas para extracción de recursos. Muchas familias deben ser acompañadas por personal de las mineras para visitar a sus enterrados, pues las tumbas están cerca de propiedad de la empresa. Organizaciones comunales impulsan el registro de estos cementerios, invalidando las operaciones mineras. Esto permite que a los muertos descansar en paz y mantiene al bosque entero.

Supongo, debí enojar al leer el mensaje de la ANBF. Indignarme por que en todo el mundo, el capital saquea los bienes naturales. No estaba enojado; estaba feliz. A océanos de distancia, comunidades y activistas comparten la misma lucha. Aún más, tácticas similares prueban ser efectivas protegiendo los territorios.

A lo largo de la historia humana siempre ha existido un impulso a cuestionar y bloquear las fuerzas ilegítimas del poder. Ahora, en una era de bajos costos de comunicación y tecnologías emergentes, podríamos ver una evolución cultural y social reforzada, un impulso más fuerte a descentralizar, la aparición de pequeñas redes sociales que puedan provocar grandes cambios en cómo vivimos nuestras vidas. La tecnología de la información empieza a impactar nuestros barrios, ciudades, lugares de trabajo y nuestra gobernanza.

Un viejo mantra de construcción de movimientos nos pide pensar global pero actuar local. Hoy todos podemos ser actores globales. Estamos conectados – en corto, hablamos. Resistimos. Vencemos. En las inmortales palabras de Howard Zinn:

Las cosas buenas que se han hecho, las reformas logradas, las guerras que se han detenido, los derechos de las mujeres que se han conquistado, el racismo que se ha extripado parcialmente de la sociedad, nada de eso fue hecho por decreto gubernamental, no fue obra de los tres poderes del Estado. No fue hecho por esa estructura que aprendemos en la escuela secundaria, la que dicen que es democracia. Todo fue hecho por movimientos de ciudadanos. Y debemos tener presente que todos los grandes movimientos del pasado surgieron de pequeños movimientos, de diminutos grupos de personas que se reunieron aquí y allá. Cuando un movimiento es lo suficientemente fuerte, no importa quién esté en la Casa Blanca; lo que realmente importa es lo que hace la gente, lo que dice la gente y lo que exige la gente.

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