En Nigeria, el grupo Islámico Boko Haram ha llevado a cabo una serie de horrorosos ataques, culminando en el reciente secuestro de 234 niñas de un internado en la ciudad de Chibok. El grupo supuestamente pretende vender estas niñas como esclavas. El gobierno Nigeriano se ha comprometido a liberarlas, pero hasta ahora los informes sobre el terreno indican que se ha hecho muy poco mientras el gobierno espera ayuda extranjera.
La provisión de seguridad es la justificación más básica que se da para la existencia del Estado. Se supone que el estado debe proteger a la población de los depredadores, tanto extranjeros como propios. Sin embargo, en Nigeria, el Estado es claramente incapaz de realizar esta función. De hecho existen algunos interrogantes que plantean si realmente quiere o no realizarla; hay informes confirmados por Amnistía Internacional que indican que el ejército Nigeriano supo, con cuatro horas de anticipación, que una columna armada de militantes de Boko Haram se encontraba en camino a Chibok – cuatro horas durante las cuales el ejercito no hizo absolutamente nada.
En vista de que el gobierno Nigeriano no desea o no es capaz de proteger a su población, tal vez los nigerianos deberían recurrir al ejemplo de los mexicanos, que se han armado en defensa propia contra los cárteles y las fuerzas del gobierno. Por supuesto, el gobierno Nigeriano se hace todo lo posible para fomentar los nigerianos dependan de él, prohibiendo la posesión de rifles semi-automáticos o pistolas de cualquier tipo – una prohibición que fue patéticamente incapaz de exigir a Boko Haram, pero que lamentablemente fue obedecida a cabalidad por los guardias de las colegialas de Chibok.
La autodefensa armada contra el terrorismo es algo ya muy visto durante este siglo. El punto de inflexión en la ocupación estadounidense de Iraq no fue, como comúnmente se asume, producto de las tácticas estadounidenses, sino el resultado de los esfuerzos de los grupos armados de autodefensa establecidos por los propios iraquíes, fuera del control e influencia del gobierno respaldado por Estados Unidos. Aunque estos grupos fueron financiados por los militares estadounidsnes, la iniciativa para actuar surgió de los grupos tribales tradicionales de la población Iraquí. Este modelo, al igual que el ejemplo de la gente de la provincia mexicana de Michoacan, puede servir como ejemplo a la población Nigeriana para actuar en defensa propia contra Boko Haram.
¿Qué puede hacerse en occidente para ayudar a la población de Nigeria? La forma más obvia de ayudar es, por supuesto, completamente ilegal – cualquier estadounidense que done armas a la gente de Nigeria o que se vaya a luchar contra Boko Haram en persona terminaría en la cárcel. El caso reciente de Eric Harroun, un veterano de la armada de Estados Unidos que viajó a Siria para luchar contra el gobierno de Assad, ilustra lo absurdo de estas leyes. El Sr. Harroun puede ir a prisión por ayudar a los mismos rebeldes Sirios a los que la administración de Obama intenta ayudar. Tal y como son leyes, hay poco que Occidente pueda hacer dentro del marco de las mismas aparte de donar a obras de caridad nigerianas y ayudar a crear más presión sobre el gobierno Nigeriano.
A la gente de Nigeria: vuestro gobierno no puede protegerlos y no lo hará. La ayuda de los gobiernos occidentales puede puede que solvente esta crisis inmediata y dolorosa, pero no será una solución a largo plazo. En lugar de esperar que los burócratas de Abuja los salven, den los pasos necesarios para protegerse a vosotros mismos y a vuestros niños. Ármense si les es posible. Organicen partidas de vigilancia. Y cuando vuestro gobierno les pida que dejen de hacerlo, pregúntenle donde estaba el 14 de Abril cuando se llevaron a vuestras hijas.
Artículo original publicado por Jonathan Carp el 11 de mayo de 2014.
Traducido del inglés por Gabriel Franco.