De Roderick T. Long. Artículo original: Spooner on Rent, del 10 de agosto 2010. Traducido al español por: Juan Pirela Parra.
Benjamin Tucker famosamente sostuvo que la propiedad de la tierra depende de la ocupación personal continua, así que cuando un propietario le alquila una parcela o un edificio a un arrendatario el “propietario” le pasa la propiedad al “arrendatario”, el cual (pese a cualquier contrato que haya firmado) no tiene obligación alguna de seguir pagando renta o de devolver la propiedad al momento de expirar al contrato.
Creo que la opinión de Tucker sobre este tema está equivocada, pero debatir sus méritos no es mi preocupación en este artículo. (Para una defensa de la posición de Tucker, véase la crítica que hace Kevin Carson al propietarismo ausente; para una posición contraria, véase mi respuesta a Carson en el volumen 20.1 del JLS.) El propósito de este escrito es plantear una pregunta histórica: ¿Cuál era la posición de Lysander Spooner sobre el asunto?
Suele asumirse que debía ser similar a la de Tucker; en El igualitarismo como Revuelta contra la Naturaleza, por ejemplo, Rothbard trata la abolición de la renta como parte de la “doctrina Spooner-Tucker”. Pero, si bien Spooner y Tucker estaban de acuerdo sobre muchos temas, hay desacuerdos importantes también— notablemente sobre la propiedad intelectual (Spooner estaba a favor, Tucker en contra) y sobre los fundamentos éticos del libertarismo (Spooner favorecía una cosmovisión iusnaturalista mientras que Tucker abogaba por un egoísmo Stirnerita). Por lo que no es evidente que la posición de Spooner sobre la renta deba ser la misma que la de Tucker.
Quizás se asume que Spooner y Tucker eran ambos anti-renta porque ambos apoyaban el movimiento irlandés de resistir el pago de la renta a los propietarios. Pero en su escrito de 1880 Revolution: The Only Remedy for the Oppressed Classes of Ireland, la única razón que Spooner da para impugnar los títulos de los propietarios en Irlanda no es que no hayan mantenido la ocupación personal, sino que sus propiedades fueron “originalmente tomadas por la espada” de sus cultivadores nativos — un argumento perfectamente consistente con una óptica Lockeana/Rothbardiana de la renta.
No puedo afirmar que he revisado cada línea de los textos de Spooner buscando sus observaciones sobre el tema, pero lo que he encontrado me convence de que la posición de Spooner sobre la renta era de hecho la Lockeana/Rothbardiana y no la Tuckerita.
La mención más temprana que he visto es en el documento legal (LEGAL BRIEF) Spooner vs M’Connell, en el que afirma el derecho de propiedad del Gobierno federal sobre las “tierras salvajes” en su territorio, agregando que los Estados Unidos “puede alquilar estas tierras… siempre y cuando mantenga el título de propiedad sobre las mismas…” Aquí la ocupación y el título de propiedad se ven como claramente separados. Pero este pasaje temprano no es una guía confiable para las opiniones maduras de Spooner, ya que claramente está en conflicto con su Carta a Grover Cleveland en 1886 que “El gobierno no tiene más derecho a reclamar la propiedad de las tierras salvajes que de reclamar la propiedad de la luz solar, el agua o la atmósfera”.
Pero también podemos encontrar a Spooner afirmando, en su texto de 1846 Poverty: Its Illegal Causes and Legal Cure que “no hay más extorsión en prestarle capital al mejor postor que en vender un caballo o alquilarle una casa al mejor postro”, lo que difícilmente suena como que Spooner tenga algún problema con la renta per se.
La evidencia más clara de el desacuerdo de Spooner con Tucker sobre la renta viene, sin embargo, de su texto de 1855 Law of Intellectual Property. Si bien esa obra se dedica específicamente a la cuestión de la propiedad en ideas, para tratar estas cuestiones Spooner se ve en la necesidad de desarrollar una teoría general de los derechos de propiedad como tal, y al hacerlo nos dice que:
No hay límites, fijados por la naturaleza, de la cantidad de propiedad que uno puede adquirir simplemente tomando posesión de la riqueza natural no poseída aún por nadie…Él mantiene propiedad de la tierra para mantener propiedad del trabajo que le ha puesto. Y la tierra es suya, en tanto que el trabajo que ha puesto en ella se mantenga en una condición para ser valioso para los usos por los que ha laborado; porque no debe suponerse que un hombre ha abandonado los frutos de su trabajo mientras permanezcan en un estado de utilidad práctica para él.
El principio de propiedad es que el dueño tiene dominio absoluto sobre ella, independientemente de si tiene posesión efectiva de ella o no, e independientemente de si desea usarla o no, que nadie tiene derecho a tomar posesión de ella, o usarla, sin su consentimiento y que él tiene derecho a evitar que otros la posean o usen, por ningún otro motivo que inducirlos a, o hacerles necesario, comprarla o alquilarla, y pagarle el equivalente a la propiedad o su uso…El derecho de propiedad, por lo tanto, es el derecho al dominio absoluto sobre un bien, independientemente de si el dueño quiere tenerla para su uso y posesión o no. Es un derecho a prohibirle a otros usarla sin su consentimiento. Si esto no fuese así, los hombres no podrían nunca alquilar, vender o regalar estos bienes, que ellos no desean mantener o usar — sino que perderían su derecho de propiedad sobre ellos (es decir, su derecho de dominio) al momento en que suspenden su posesión y uso personal de ellas.
Es porque el hombre tiene este derecho al dominio absoluto del fruto de su trabajo, y puede prohibir a otros hombres a usarlo sin su consentimiento, independientemente de si mantiene su posesión real y uso de este o no, que casi todos los hombres están involucrados en la producción de bienes, a los que ellos personalmente no le darán uso ni pueden retener posesión o uso de ellos, y que producen solamente para la venta o renta. De hecho, no hay un artículo de propiedad corpórea cualquiera, exterior a la persona, que los propietarios tengan el hábito de mantener en posesión y uso constante, como sería necesario para asegurarlas para si mismos si el derecho de propiedad, originalmente derivado del trabajo, no se mantuviese en la ausencia de la posesión.
Creo que esta es la declaración de principios más clara que se podría pedir en tanto a la posición de Spooner, estableciendo que la propiedad, si bien se adquiere originalmente mediante el trabajo y la ocupación, puede ser legítimamente sin perderse el justo título de propiedad de la misma. Tal vez no fue solo por su defensa de las patentes y los derechos de autor que Tucker describió este escrito de Spooner como “La única obra efectivamente tonta que salió de la pluma del Sr. Spooner”.
No debe suponerse tampoco que el apoyo que Spooner le dio en 1855 a la renta fue retractado posteriormente durante su asociación con Tucker; solo tres años antes de su muerte, en su Carta a Científicos e Inventores, Spooner reafirma de forma breve las perspectivas antes expuestas, y afirma que el creador de una idea “puede usarla inmediatamente o venderla, o alquilarla a otros para su uso, de la misma forma en que podría hacerlo legítimamente con cualquier propiedad material”. (El énfasis es mío). De nuevo, no hay indicación alguna de que el título a “cualquier propiedad material” se pierda cuando el propietario deja de ocuparlo personalmente y “se lo alquila a otros para su uso”.
He ahí mi breve intento de deshomogeneizar a Spooner y Tucker en la cuestión de la tierra. Tal vez debería agregar la aclaración de que no pretendo presentar el hecho de que, en contraste a Tucker, Spooner y yo estemos de acuerdo en esto, como un argumento a favor de mi posición (Eso debería ser obvio, pero sé por experiencia que si no hago esta aclaratoria, probablemente a algún lector ávido se le ocurra enviarme un email diciendo “Así que Spooner concuerda contigo contra lo que dice Tucker, ¿Entonces qué? Eso no prueba que tenga razón. Eres un idiota”).
En cualquier caso, concuerdo con Tucker (contra Spooner) sobre la propiedad intelectual, así que no es como que pueda exaltar de forma consistente a uno sobre el otro. En su Law of Intellectual Property Spooner busca demostrar que si concuerdas con él sobre la tierra debes concordar con él sobre los derechos de autor y las patentes. Obviamente, creo que sus argumentos en ese punto fracasan, por razones que pienso explicar en artículos futuros; mi línea de ataque sería un desarrollo de la argumentación que esbozo aquí y aquí. Pero como dije anteriormente, mi preocupación en la discusión actual no es ofrecer una defensa teórica de ninguna opinión particular sobre los derechos de propiedad, sino simplemente dejar claro de forma histórica, interpretativa, que la opinión de Spooner sobre la renta no era la misma que la de Tucker. (Bueno, supongo que en la medida que hay contribución polémica es esta: Aquellos anarco-socialistas que darían el título de “anarquista” a Tucker y Spooner pero se lo negarían a Rothbard y otros “anarcocapitalistas” en base al desacuerdo de estos con Tucker sobre la tierra verán que su posición se hace, cuando menos, más difícil de defender en la medida en que la distancia entre Spooner el “salvo” y los anarcocapitalistas “condenados” disminuye).