Cuando miramos la historia en busca de ejemplos de establecimiento de sociedades anarquistas, pensamos a menudo en los anarquistas españoles en Cataluña o en los esfuerzos del Ejército Zapatista en México. Ambos son ejemplos de grupos que usan tácticas de conflicto armado revolucionario contra el estado y el capitalismo en un intento de establecer una sociedad autónoma sin estado en el aquí y el ahora. Y aunque la Cataluña anarquista fue eventualmente aplastada por fuerzas externas, los zapatistas siguen combatiendo, si bien utilizando diferentes métodos que antes.
Y entonces aparece el Partiya Karkerên Kurdistanê (Partido de los trabajadores de Kurdistán o PKK por sus siglas en kurdo). Anteriormente era un partido político marxista-leninista que luchó por establecer un estado kurdo independiente llamado Kurdistán. Sin embargo, bajo la guía de su líder, Abdullah Öcalan, el partido cambió su plataforma y su estrategia. Tras su encarcelamiento, durante el cual intercambió correspondencia con el anarquista estadounidense Murray Bookchin y se vio profundamente influenciado por su filosofía de comunalismo libertario, Öcalan instó al PKK a adoptar una plataforma de confederalismo democrático y desistió en su demanda de establecimiento de un estado kurdo, abogando en su lugar por la completa repulsa del estado.
El confederalismo democrático es una estructura política consistente en muchas comunidades independientes y autónomas que trabajan juntas como una confederación basada en las ideas de democracia directa participativa a nivel local, la ecología social y el anarcofeminismo. De acuerdo al mismo Öcalan, el confederalismo democrático “está abierto a otros grupos y facciones políticas. Es flexible, multicultural, antimonopolista y orientado al consenso.” Estas comunidades autónomas están constituidas sobre valores comunales; los recursos son compartidos entre todos, lo cual hace de los impuestos y la redistribución forzada de recursos y riquezas algo innecesario e irrelevante.
Las comunidades se concentran en construir sus propios sistemas, ignorando totalmente al estado en sus procesos de toma de decisiones. No ven necesidad revolucionaria o sostenibilidad en el derrocamiento armado del estado, sino que en su lugar abogan por una evacuación pacífica y una disolución gradual del estado a medida que las comunidades locales construyen sus propios sistemas políticos para remplazarlo. Reconocen, no obstante, que el estado y otros grupos intentarán desquitarse con violencia y que la autodefensa se torna necesaria. Es por ello que las comunidades mantienen una serie de milicias armadas descentralizadas como las Yekîneyên Parastina Gel (Unidades de protección de pueblo o YPG por su sigla kurda). Sus esfuerzos son auspiciados directamente por la comunidad a través de colectas, conciertos, fiestas y negocios independientes, haciendo de ellos un verdadero ejemplo de agorismo comunitario en funcionamiento.
El modelo de las YPJ/G ha probado ser exitoso hasta el momento, rompiendo las líneas del Estado islámico con el fin de rescatar a miles de yazidíes – un pueblo a menudo despreciado y juzgado como “adoradores del demonio” por el grueso de la comunidad islámica local- cuando estaban siendo rodeados en el Monte Sinjar al norte de Iraq. Asimismo, a pesar de haber sufrido graves pérdidas, defendieron exitosamente Kobane cuando el EI lanzó un asalto a escala masiva sobre la ciudad con tanques, misiles e inclusive drones.
Esta filosofía y las acciones del grupo han inspirado ya a otros a lo largo y ancho del globo para colaborar con la lucha. Muchos socialistas, comunistas, comunalistas, libertarios y anarquistas por igual inmigran actualmente a esta área y ayudan a combatir mano a mano con el PKK. Las YPG y YPJ están luchando actualmente para asegurar y mantener una confederación democrática kurda libre y autónoma contra el gobierno turco y contra el EI, y esperan difundir su filosofía mucho más allá de un Kurdistán independiente y sin estado. El PKK tiene esperanzas de ver revoluciones obreras confederadas y democráticas expandiéndose en todo el mundo de la misma manera en que lo hicieron las revoluciones marxistas-leninistas en el pasado; pero esta vez esperan conseguirlo a través de medios más libertarios. Esta es una revolución anarquista desarrollándose delante de nuestros propios ojos.
Artículo original por Logan Glitterbomb, el 30 de abril de 2016
Traducido del inglés por Mario Murillo